miércoles, 26 de enero de 2011

Imagen síntesis de la comunicación y la política de los tiempos que corren

Por Mauricio Tolosa / twitter @mautolosa

Los dos minutos captados por un aficionado con la cámara de video de un teléfono celular, constituyen una síntesis visual admirable de la revolución del mundo de las comunicaciones y la política que estamos viviendo. En la pantalla vertical se ve una multitud móvil de pequeños ciudadanos apuntando las cámaras de sus teléfonos celulares hacia la destrucción de un enorme retrato fijo del sonriente presidente Mubarak.

Son los ciudadanos, articulados a través de las redes sociales y armados de sus cámaras de video, que sólo en el inicio de este año ya han derrocado gobiernos y gabinetes y transformado la agenda política internacional, con menos notoriedad mundial en Magallanes de la Patagonia chilena, pero con una enorme visibilidad en la Tunisia del mundo árabe.

Las protestas de Egipto, organizadas a través de Twitter y Facebook, son una consecuencia directa de la rebelión tunisina: ayer en las calles del Cairo se leían carteles que decían “Tunisia es la solución”.  Las redes sociales acumularon la rabia en los muros de las pantallas de sus participantes, hasta que rebalsaron hacia las calles en explosiones sin conducción aparente. No hay propuestas ni contenidos propositivos claros. Son mayoritariamente jóvenes, unidos por el rechazo hacia un sistema que no los toma en cuenta y los oprime implacablemente, que encontraron en las redes sociales una manera de romper la soledad de la exclusión.

Al frente el cartel de Mubarak que, como soporte comunicativo, recuerda las grandes estatuas y gigantografías que han marcado la presencia de las dictaduras personalistas de todos los tiempos. Ese soporte rígido que fija la presencia del poder en una dimensión monumental, lejana a los ciudadanos, incapaz de reaccionar a la agilidad de los nuevos tiempos. Pero cuidado: el cartel de Mubarak también se parece mucho a los carteles de las campañas políticas de diputados, senadores y presidentes de todo el mundo. No son sólo las dictaduras las cuestionadas, es la institucionalidad política representativa actual, una forma de poner en escena y ejercer el poder que ya no responde ni a los desafíos, ni a las oportunidades de nuestra época.

Uno de los efectos más duros de las revelaciones de los wikileaks fue que pusieron en evidencia la banalidad de las observaciones del mundo diplomático y político, bajaron del Olimpo a los dirigentes de los gobiernos del mundo. Las rebeliones de las redes sociales profundizan el golpe al poner en evidencia su falta de representatividad y capacidad de anticipar y conducir. La rebelión de Egipto es impredecible, puede inclinar la balanza hacia un fundamentalismo más extremo o hacia mayores grados de libertad; con estos nuevos equilibrios comunicacionales  políticos y ciudadanos, nadie parece saber. Por ahora, además de enviar a la calle casi tantos policías como manifestantes, Mubarak también decidió cerrar Twitter.

martes, 18 de enero de 2011

Comunicación de gobierno: prisioneros del éxito

Por Mauricio Tolosa Twitter: @mautolosa

“La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”.
Aldous Huxley"

Sacando las lecciones equivocadas
Además de la caída de un gabinete y la amenaza de aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado, de connotaciones simbólicas y jurídicas desastrosas para el proyecto “Nueva derecha”, el conflicto de Magallanes provocó un daño profundo a la imagen presidencial, que se cristaliza como distante y errática, como cuando el presidente Piñera señaló a propósito del gas de Magallanes que no quería que siga la misma suerte del “salitre que se acabó en el Siglo XIX”, (estos frecuentes lapsus presidenciales son denominados piñericosas en las redes sociales). Más grave es la consolidación de la falta de credibilidad como atributo presidencial negativo: los medios repitieron abundantemente el discurso presidencial donde promete, en actitud comprensiva y empática, que no subiría el precio del gas residencial a los magallánicos. Es predecible el impacto negativo en las próximas encuestas, más aún considerando que la aprobación presidencial venía a la baja, y el rechazo, al alza.
 Para muchos observadores, especialmente los que siguen el acontecer de Chile desde otros países, -que se incrementaron notoriamente después de la epopeya de los 33-, el desastroso manejo de esta crisis es bastante incomprensible. ¿Cómo, ese gobierno capaz de montar una operación técnicamente impecable y comunicacionalmente sorprendente,  que dejó a Chile tan bien posicionado a nivel internacional, al poco tiempo, comete errores de novato en política comunicacional?
Paradojalmente, es probable que la explicación esté en el “historial de éxitos” del equipo presidencial. El impacto y admiración mundial del rescate puede haber conducido a conclusiones y lecciones equivocadas a un equipo que ha conocido grandes éxitos empresariales, donde la lógica de separar lo comunicacional y lo técnico funciona con costos menores que en el mundo público. Eso explica las declaraciones de La Moneda a El Mercurio quejándose de que “sus soluciones son técnicamente impecables”, pero que “no las han sabido presentar”. El problema no es solo de presentación, hay un error de concepción de la comunicación, de sentirse poseedor de la verdad y de no escuchar y no respetar a las personas y los ciudadanos. En los gobiernos del Siglo XXI eso tiene costos, a menos de querer remplazar el diálogo por el autoritarismo.
La operación rescate es un mal modelo para generalizar y proyectar al ámbito de comunicación de gobierno, se trató de una situación excepcional, donde el “factor humano” era muy acotado y el “factor difusión”, muy controlable. El diseño de la operación fue encargado a ingenieros y técnicos de un área en la que Chile es vanguardia a nivel mundial, la minería del cobre. Adicionalmente contó con el apoyo internacional de los centros del conocimiento y tecnología más avanzados del mundo. La solución era “técnicamente” muy compleja, pero el objetivo común era muy simple y de total consenso: rescatar con vida a los 33. Desarrollar la solución técnica separada del resto y realizar la gran difusión final era posible y recomendable.
Resuelto el problema técnico, el montaje escénico y publicitario fue casi perfecto. Siguió un guión extraordinariamente ejecutado, sincronizado con los tiempos y ritmos televisivos del mundo, con una variedad austera pero muy atractiva de tomas. El personaje principal de la transmisión era un presidente cercano y preocupado, disciplinado y siguiendo el libreto acordado,  hablando en castellano e inglés fluidamente. A nivel nacional, la operación de difusión significó un alza de la valoración del presidente de casi 10 puntos en las encuestas, e internacionalmente, un record de exposición positiva que algunos han estimado equivalente a 20.000 millones de dólares. Negocio redondo, en votos y en millones.
Gobernar es comunicar
¿Por qué no funcionó igual en Magallanes? Porque separar lo técnico de lo comunicacional, puede funcionar en situaciones y eventos excepcionales y  específicos. La operación rescate no tenía los desafíos que tiene gobernar; podría haber sido realizada por una empresa, y en alguna medida así se manejó, solo que esa empresa era el Estado de Chile. No era necesario conducir una comunidad humana compleja, con intereses diversos y contrapuestos hacia un horizonte común, el consenso era preexistente, había que difundir la obra a posteriori pero no era necesario dialogar, ni escuchar, para implementar la solución desarrollada por los ingenieros.
El error de entender la comunicación como  difusión posterior de soluciones técnicas impecables, no surge con este gobierno, ni en este país. Por ejemplo, la separación del diseño técnico de la comunicación, la falta de escucha de las personas y sus necesidades, de la construcción de una comunidad de proyecto común, es un factor indispensable para comprender el desastre comunicacional y técnico, del mal diseño y peor implementación del Transantiago.
Las soluciones “técnicas” solo son “impecables” si satisfacen a la comunidad y si se pueden implementar sabiamente, evitando costos y conflictos que pueden hundir el proyecto. En los asuntos públicos y de gobierno, una magnifica “solución técnica” creada por un grupo de iluminados no funciona si no cuenta con el apoyo, o por lo menos la anuencia, de la comunidad local y nacional. En la gestión de un gobierno democrático, las soluciones se construyen y no se imponen
Es indispensable, particularmente en un gobierno que plantea la Unidad como tema central, pasar de una concepción de la comunicación antigua y autoritaria, de correa de transmisión y mando, a una concepción de la comunicación moderna e integradora, donde comunicar es escuchar y orientar a personas y comunidades, articular valores, propósitos, emociones y conductas para avanzar unidos y potenciados por la riqueza de la diversidad. 
Esperemos que esta vez el gobierno saque las lecciones correctas. Así se evitarían conflictos inútiles y desgastantes y se aprovecharían las oportunidades de un país que tiene todo para madurar y crecer.

viernes, 14 de enero de 2011

Más respeto con las regiones, no es un gas atravesado

Por Mauricio Tolosa / Twitter @mautolosa 

En Punta Arenas, PUQ, se termina el mundo como la conocemos y se abre, a alguna distancia, otro mundo, sin tierra y de hielo, de pingüinos y bases científicas extremas. En Magallanes, el viento impulsa extensiones y macizos rocosos que se gestan en un caldero de energía helada. La perspectiva se modifica. El viento frío limpia las preconcepciones ancestrales de salones de clase y dominio eurocéntrico y uno se imagina que ese extremo Sur, es el inicio del mundo, donde todo comenzó.
La riqueza motor del Chile ha emanado directamente de la Tierra, el salitre y el cobre para Chile, o el petróleo para Magallanes. Las épicas mineras, conquistas de los límites, luchas obreras o hazañas de pirquineros alimentan el imaginario de pueblos y ciudades desde el desierto a la Patagonia. Los 33, el hecho de mayor posicionamiento mediático de la historia nacional, tuvo que ver con un grupo de mineros atrapados en el fondo de la tierra y con cápsulas Fénix que penetraban la roca desnuda para llegar a la frontera desconocida de las entrañas de la Pachamama.
La identidad de Magallanes emerge del paisaje y la relación con la riqueza de la tierra. Cuando allá, se conversa sobre la Empresa Nacional del Petróleo, ENAP, el gas o el petróleo, no se habla de cuentas de fin de mes. Cuando se habla de viento y de frío no se habla de un calentador y un panel térmico sino de una paisaje humano. Esas conversaciones tocan las fibras profundas de la identidad de un pueblo y de una región, y en ellas aparecen la relación con un Santiago que extrajo el petróleo magallánico como quién explota una colonia desde la metrópoli, las visitas esporádicas del emperador o la emperatriz, la falta de respeto por una cultura, un modo de vida y una identidad diferentes.
El conflicto no es con Sebastián Piñera y su equipo de Palacio, o contra un gobierno de derecha (ayer, en una declaración inédita todas las directivas regionales de los partidos, desde la UDI al PC, firmaron una declaración conjunta frente al tema del gas). El conflicto es contra una lógica metropolitana de desarrollo, de números y oficinas, que impone, que utiliza, que no respeta, que no escucha a las comunidades. Que ve a las personas de carne y corazón y a sus entornos naturales como estadísticas y oportunidades de voto y negocio.

martes, 11 de enero de 2011

La oportunidad de la crisis del gas de Magallanes


Una región tan lejos y despoblada
 
Magallanes, es la región más austral de Chile, lejos de Santiago donde se concentra el poder político, económico y más del 50% de la población del país. Su conexión con el resto del país es por vía aérea en un vuelo que, desde Santiago, demora tanto como hasta Rapa Nui, la isla situada en el corazón del Océano Pacífico. No se parece sólo en la lejanía, sino también en ser uno de los tres mayores destinos turísticos para los visitantes extranjeros. Las Torres del Paine, símbolo regional son, con los moáis y centros ceremoniales de Rapa Nui, uno de los temas fotográficos más abundantes en postales, afiches y comerciales de promoción de la imagen de Chile. 
 
Para llegar a Magallanes por tierra, desde Chile, hay que cruzar la Patagonia Argentina. Probablemente un mínimo porcentaje de los “otros” chilenos, bastante menos del 10%, tenga la oportunidad y decisión de visitar Punta Arenas. La ciudad de los vientos y del frío, donde ayer, mientras una asamblea ciudadana llamaba a un paro regional para protestar por el alza del gas, vientos de 100km/h. cortaban el suministro eléctrico y las transmisiones de los canales de televisión.  Donde los árboles crecen como bonsái retorcidos de un par de metros, porque el viento no les permite otro desarrollo.
 
Punta Arenas está lejos de Santiago, no sólo geográficamente, no sólo por su condición insular en términos de transporte, sino porque no forma parte de las conversaciones de Santiago. ¿Cuántas veces apareció Magallanes en las noticias del año pasado? ¿Quién sabe cuáles son sus desafíos y problemas? ¿Cómo viven las personas en Magallanes? ¿Cuánto aparece en las telenovelas, en las conversaciones de la farándula, en los libros de historia y geografía? Sus 150.000 habitantes constituyen una minoría poco significativa en términos  numéricos,  un 1% de los chilenos,  mucho menos que la minoría mapuche. 
 
Quizás es ese criterio de minoría ínfima el que explica el trato justo comparativo, al que apelaba el Presidente de la República de Chile cuando señaló que el alza del gas "es un trato justo para Magallanes, pero también para el resto de los chilenos". En la lógica de la matemática populista, la popularidad con el 99% es superior a la popularidad con el 1%. La mera lógica del interés de las mayorías en la conducción de los países y ejercida desde el poder central es peligrosa, injusta y abusiva, más aún cuando se aplica sobre minorías vulnerables por condiciones ambientales, regionales, de desarrollo o de diferencias profundas con la cultura dominante.
 
Atreverse a crecer
 
El problema del alza del gas de Magallanes no es sólo sobre los cinco mil o más pesos en la cuenta a fin de mes. Es quién, cómo y dónde se toma la decisión. Es si el criterio debe ser “ley pareja no es dura” o si debe haber discriminaciones positivas en beneficios de ciertas minorías. Es conocer cuáles son los criterios que guían la toma de decisiones del ejecutivo. La sana administración de los recursos, es fundamental y básica, pero insuficiente para gobernar comunidades con múltiples y diversas necesidades y prioridades. Gobernar una comunidad nacional es guiarla, unida e integrada, hacia un destino común. ¿Cuáles son las condiciones de esa unidad y de esa integración?
 
La situación de los magallánicos refleja problemas profundos del Estado de Chile. Si de este conflicto quedan como elementos destacados las amenazas de enviar a la fuerza pública como respuesta pavloviana, la crítica al papel decorativo de la intendenta designada desde el poder central, o la sorprendente capacidad del gobierno de auto generarse conflictos o “autogoles”, (o “errores no forzados” como se llaman en un Palacio más proclive a los deportes individuales), Chile habrá perdido una oportunidad de avanzar en la comprensión y mejora de las instituciones y formas de gobierno que el país, todo el país, requiere para aprovechar las inmensas oportunidades que tiene hoy, pero que no esperarán por siempre.
 
La revisión, democratización y modernización de las instituciones de gobierno regional y su relación con el gobierno nacional, es una tarea que la mirada auto satisfecha de Santiago no puede seguir postergando. Es un tema complejo, espinudo y profundo que requiere de mucha creatividad, paciencia y respeto, de la dedicación generosa de políticos y técnicos, y de una amplia expresión ciudadana para construir nuevos consensos y aperturas. Pero superar desafíos difíciles fortalece y hace progresar las comunidades humanas, nacionales o regionales. Es hora de que Chile pierda el miedo y se atreva a crecer.

lunes, 3 de enero de 2011

Fracaso en la educación: pesadas nubes para el futuro

Puesta de sol 3 de enero
Pesada nube  el desperdicio de talento que reflejan los resultados  de la PSU. ¿Que visión del futuro del país tiene una clase dirigente que no es capaz de educar y sacrifica a las generaciones más jóvenes.
Es injusto y canalla que en plena sociedad del conocimiento, en América Latina, las oportunidades estén determinadas por la educación que puede pagar tu cuna.
Un país pequeño no se puede dar el lujo de abandonar la educación de las mayorías En Chile, el 20% de los jóvenes no termina cuarto medio. En los sectores más pobres es el 40%: ellos no pueden dar la PSU.
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